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Tocado se refiere a todo tipo de sombreros, cascos, adornos o pañolones con que la moda ha resuelto los problemas prácticos, de representación o estéticos que supone el cubrirse la cabeza”
Por lo que desde un principio un tocado es un adorno para la cabeza que además resuelve el problema de protegerse del sol.
En el Antiguo Egipto, como
tocado encontramos desde gorros y sombreros usados por todas las clases sociales, pasando por las ricas diademas que adornaban a los nobles, hasta llegar a las famosas coronas usadas por faraones y familia real. Como curiosidad os contaré que muchos dioses son identificados por sus tocados puesto que de cuerpo son muy similares. Por ejemplo, la diosa Isis tiene un trono pequeño en la cabeza y ese es su símbolo.
En Grecia y Roma se recurre a complicados
peinados pero se copian distintas versiones de los adornos: velos, diademas, cintas… Con las cintas se llega a “esculpir” las melenas en forma de “lampadión” o antorcha en griego, retorciendo las cintas alrededor de la cabellera hasta situarla en lo alto de la cabeza. Es la típica imagen de griega que tenemos… En Roma con las cintas se conseguían peinados tales como el “de nudo” que recogía un mechón central sobre la frente haciendo un rulo, y el resto del pelo se sujetaba en forma de nudo en la nuca.
En la Edad Media se tiende a cubrir los cabellos como signo de pudor o tal vez como la forma de esconder algo que podría provocar el fetichismo: el pelo. Los
tocados empiezan a desarrollarse. Aparecen las cofias como símbolo de las damas nobles, la “venda” que consta de una venda bajo la barbilla que sujeta una banda rígida alrededor de la frente en forma de corona, las redecillas que sujetan el pelo peinado en dos trenzas y sujetas alrededor de las orejas
En los países nórdicos, se llevan los grandes tocados de formas voluminosas que hacen parecer la figura femenina más delicada. Al principio se llevaban sobre las orejas pequeñas formas de cuernos sostenidas por una red. Eran muy utilizados el tocado de aguja o hennin, el tocado turbante, que tenía un velo cosido en la parte alta. Es clásico también el tocado en forma de “maceta” invertida sobre la cabeza.
Durante el Renacimiento se recurren a las redecillas de pedrería en casi toda la cuenca europea del Mediterráneo, también se extiende el uso de la “cofia francesa” con forma de herradura, y se desarrollan los casquettes femeninos para las cacerías, decorandolos con todo tipo de adornos: pedrería, terciopelos, sedas, plumas, pieles…
En el Barroco nos encontramos con el uso de pelucas que ganan en complejidad y altura. Pero que al mismo tiempo permiten tocados de mayor tamaño e importancia. En España por ejemplo, se usan armazones de alambre sobre los que se enrolla el pelo y se decoran con joyas, plumas y encajes.
El Rococó es el máximo uso de todo lo que encontraba en sus tocadores… Solo tenemos que pensar en
María Antonieta: tocados de formas extravagantes (¡hasta de barco!), plumas por doquier, joyas, telas riquísimas… Monsieur Larseneur imaginaba cualquier locura para esta reina francesa que cada día innovaba hasta el más mínimo detalle de su vestuario.
Con la Revolución Francesa llega una simplificación de los peinados y los tocados, se inventa el Neoclasicismo: una vuelta a los valores estilísticos de las antiguas Grecia y Roma. Se recupera el uso de las bandas y las cintas como únicos adornos del pelo. Además la lucha de las
sufragistas por el voto requiere un peinado cómodo y ¿qué hay más cómodo que sujetarse el pelo solo con una cinta?
En la época del Romanticismo, la mujer rara vez lleva el pelo suelto. Se lo sujeta o cubre con cofias, turbante o el sombrero chalana que consta de una casquette con un ala y sujeta bajo la barbilla con una cinta.
Con el Realismo llegan esos tocados que todas seguro que hemos soñado al ver las películas de
Sissi emperatriz: grandes pamelas con multitud de lazos, coquetos sombreritos con plumas, estrellas de diamantes para asistir a fiestas…. Aunque hay que recordar que esta misma reina terminó sus días protegida por el velo de sus tocados puesto que no quería que nadie la fotografiara envejeciendo.
Por fin llegamos al siglo XX, el siglo de mayores cambios en cuestión de tocados… Desde los años 20 con el charlestón y esos casquettes cuajados de lentejuelas, Chanel impuso las melenas garçon que requerían diminutos adornos como esas cintas minimalistas de una perla y una pluma, en los años 40 nos encontramos con Marilyn Monroe, en los años 50 Hollywood vive su época dorada, en los 60 vive
Jackie Onassis con quién gana puntos el sombrerito estilo “azafata” y los pañuelos anudados para las vacaciones de verano, en los años 70 se lleva el look hippie y lo más que se ve son flores en el pelo y sombreros de ala ancha de paja y desde los 80 hasta hoy no hay reglas básicas ni estilos puesto que se recurre a una reinterpretación del pasado y al uso de nuevos materiales para crear formas novedosas.
Concluyendo, hoy en día como tocado entendemos que es un complemento usado para grandes ocasiones de los más diversos estilos y tipos: diademas, peinetas, discos, es decir tiene más una función de adorno que de proteger la cabeza de las inclemencias del tiempo